CORONITA DE REINA
Teníamos en el fondo de la casa
un jazmín chino de primavera,
sus ramas colgaban
arqueadas, repletas
de florcitas amarillas.
Con dos varas se podía
enlazar una corona.
En la frescura de las tardes,
tantas veces
mamá me coronó,
sin que tuviera importancia
en esa ceremonia
ser la princesa o la reina,
ya que el maravilloso gesto
de su mano en mi cabeza
era suficiente
para sentirme
por ella, bien amada.
© Nancy Montemurro
Foto enviada por la autora del poema
Gracias Gustavo. De Nancy
ResponderEliminar¡Claro que sí! Divinos gestos que no se olvidan más.
ResponderEliminarBello poema.
Alicia Márquez
muy bonita manera de evocar esa vivencia llena de amor!
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