22/1/25

Poema de Marta Díaz

 


A veces me inunda

ésta orfandad de pájaros

y me descuelgo de la realidad de las mariposas

                      y su levedad.

 

Es mi interior

una casa deshabitada

una cacería de brujas

de espaldas a la hoguera.

 

Ha de callar la piel

su grito errante

el desafío

de sabernos nuestros.

 

¡Nos salvó un descuido

                           corazón!

 

Te miro

desde el rescoldo de la vida y hasta el azar

               perdió su apuesta.

 

"El pez muere por la boca"

 

Si mañana

llega el indicado le diré

que a mis días

le han costado una pena

un ligero temblor

                 de madreselva

un espacio vacío

                 en la vidriera

al fin y al cabo

 ésta golondrina

sólo busca un lugar

       donde volver a nacer.

 

© Marta Díaz

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