LA FLOR DEL TIEMPO
Iban en busca de la flor perdida
No la divisaban.
Pero el sendero del aire
abría un olor suave, sutil
y también persistente,
que sabía flotar.
Los estambres alcanzaron varias corolas.
Ellos, en su vuelo de oro,
y como Midas,
Ambicionaban retener a la extraviada
(alhaja en toda estación).
Pero no la encontraron, ni ese ni otro día.
Los pájaros, el resplandor, el rocío
disipaban su visión.
Es que el ocio creador
la demoraba en su gineceo de cristal.
© Isabel Llorca Bosco
Foto enviada por la autora del poema
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