Echo a la tristeza por sus máscaras
y su sorda ansiedad de poder, aquí la vida
gira en la cadencia de un nuevo mandamiento
el tiempo sube como un vaho de todos los mundos
y en los interiores la tristeza ocupa los cuerpos,
la música del amor, el color de los ojos
y la libertad de nuestras manos.
La tristeza va delante y enseña un camino,
toca parpados, músculos y tendones,
a desesperados hombres y mujeres solos,
al silencio en los escombros del día.
La tristeza sube a las oraciones
a los niños apagados, a los patios vacíos,
al abrazo y a las despedidas,
a la juventud que brilla y alumbra todavía.
Todo se lleva, menos la memoria y el amor.
© Daniel Arias
Tu poema es un artefacto perfecto, que nos hace deslizar por el hilo íntimo de la tristeza.
ResponderEliminarMenos la memoria y el amor. No es poca cosa éste rescate de los naufragios, Daniel. Hermoso poema abrazos
ResponderEliminarMuy bien puntualizada la tristeza de un tiempo de oscuridad en el alma del ser y la sociedad. Que no se lleve todo, que alumbre el amor y la memoria. Muy justo Daniel. Alfredo Lemon
ResponderEliminarExcelente poena que refleha una honda tristeza.
ResponderEliminarAbrazo.
Ana Romano
Todo se lleva la tristeza...pero salva el amor.Gracias!
ResponderEliminarBello poema, gracias!
ResponderEliminarBuen poema, querido Daniel. Un abrazo. Elena S. Eyheremendy
ResponderEliminarMuy buen poema. Mucha tristeza, por suerte se salva el amor. Rosa Lía
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