16/10/24

Poema de Ramón Altamirano

 


MADERA DE NARANJO                                                                                                                      

Ayer en el Hospital de Clínicas me vi como un aprendiz

Pero nadie enseña el oficio de  ser viejo

hay que aprender un libreto que no está escrito

colocarse la máscara de las arrugas

y hacer la fila

siguiendo las órdenes rituales de la iniciación 

 

Fui solo al Clínicas a empezar mi tratamiento

aunque no todos los viejos van solos

 

unos  conmueven con su mujer colgada del brazo

abriendo las bolsitas de plástico

 

otros dan pena, siguiendo las órdenes de su mujer:

quedate ahí, escuchá bien el número del turno, no te dije que

 

Yo  voy solo

 

El azúcar me va haciendo amarga la sangre

 

Entonces recordé aquel naranjo en el patio de mi abuela

tantas dulces naranjas

y ahora se iba secando

ramas sin hojas tronco leñoso

y  mi abuelo

que ya está viendo

la madera 

 

Con nostalgia de naranjas de sombra 

de mateadas fragantes

-pensativo -

le dice al árbol

qué lindo cabo de hacha voy a hacer

 

© Ramón Altamirano

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4 comentarios:

Anonymous Susana Zulema Noé ha dicho...

bellisimo poema, dura etapa, no tuve patio ni iarbol en casa sí un dulce de naranjas, que te salva

17 de octubre de 2024, 5:09  
Blogger Pablo Jacinto Carrazana ha dicho...

nadie enseña el oficio de ser viejo, gran poema Ramón

17 de octubre de 2024, 9:29  
Blogger Alicia ha dicho...

Tu poema es tan feroz como, de repente, darse cuenta de que la vejez es eso. Una cola esperando.
Abrazo grande,
Alicia Márquez

17 de octubre de 2024, 12:41  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Muy fuerte poema, pero a la vez nostagico

17 de octubre de 2024, 16:58  

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