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23/10/24

Poema de Marcelo Fagiano

 


 

CELEBRACIONES

 

Cada mujer

según la escultura de su talle

el terciopelo de sus ojos

y el balanceo de sus formas más sabrosas

está sujeta a infinitas celebraciones.

 

Cada porción de su universo

necesita de circuitos inevitables:

transgredirlos es una regla de oro.

 

Cada cabellera reclama las manos

que deshilvanen más lentos sus misterios.

 

Cada una es reina de una tensión

proporcional al vaivén de sus caderas.

 

En fin

toda mujer

es un interminable paraíso

cambiante

como las manzanas que se pudren

cuando no las amamos.

 

© Marcelo Fagiano

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