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21/10/24

poema de Leandro Murciego

 



Anunciaban mal tiempo,

y dicen los guasos que así fue.

El viento estaba caliente,

como con el Zonda

-pero peor-.

De tanto en tanto,

soplaban desierto,

arena y azufre.

 

Las piedras,

que -como todos saben-

atesoran el silencio y la memoria,

temblaron de desconcierto y miedo.

Las más pequeñas murieron

de cara al sol.

Sus restos se cubrieron

de espuma y sal.

El suelo quedó

regado de conchas

que cantaban su nostálgico

réquiem de mar.

 

Para los infieles

era el prólogo.

Para los otros,

la anunciación,

el presagio tan temido.

Los que acuñaban fe divina

se echaron de rodillas

a canturrear rezos,

a dibujarse apuradas cruces.

Pero no había oraciones ni plegarias

para protegerse de aquello.

 

Dicen que cuando el perdón

es vástago del miedo

ni Él se atreve a darlo por bueno.

 

El cielo se fue tiñendo de furia.

Se fue pintando

con una prisa niña

de las que duelen,

de las que escapan

del blanco de las hojas.

Se fue coloreando de a golpes el cielo

-como antes la tierra lo había hecho-.

Se fue moretoneando y no es verso.

Se fue manchando de rojo sangre,

de sangre venosa, de venas abiertas,

de Américalatina.

 

El cielo se hizo herida,

                           grito,

                           reclamo.

 

Abajo, tembló todo.

 

Un ejército de llamas marchó

a un único paso,

a un mismo rebuzno

-que sonaba a beligerante gruñido-.

Llegaron a romper,

el obligado sosiego,

a recuperar la libertad.

No habían nacido

para ser domésticas

ni siervas

ni esclavas.

Estaban dispuestas

a escupir o silbar todo,

y, de ser necesario,

a defenderse a mordiscos.

 

No sólo para comer se muerde,

también se hace de dolor,

de bronca,

de furia,

y de todo eso.

 

Bajaron las llamas

con el polvo seco

-pegado en la garganta-

de su geografía más íntima

plagada de silencios.

Debieron caminar por filos,

transitar abismos,

y vencer el miedo.

Marcharon sabiendo que la muerte

puede ser el fin,

aunque también un comienzo.

Sabían que de nada sirve

vivir a la espera.

 

En definitiva,

Dios es una promesa

que crece o decrece

con el tiempo.

Y que el tiempo y la fe

son dos embustes

para amansar a los fámulos.

 

Estaban convencidas:

debían salir de su limbo,

de su eterna línea de Karmán.

Habían comprobado

en lana propia

que la orilla del infierno

también sabe quemar.

 

Del otro lado,

cruzando la grieta,

un lobo de oscura corona

y melena revuelta

las esperaba.

En un paisaje sin sombra,

y después de haber resecado

los verdes campos,

regaba con sangre

sus plantaciones

de simeolvides,

mientras una hueste

de cipayos felices

se flagelaban repitiendo

ininteligibles salmos.

 

Las llamas, para ellos,

traían el eco del infierno.

Los elegidos pregonaban

el sacrificio y la guerra Santa.

En algo coincidían:

arder era el destino.

 

El fuego traería la salvación.

 

Solo hizo falta una chispa

para dar inicio a la revolución.



(EL CUENTO DE LOS CRIADOS) 

 

 

© Leandro Murciego

24 comentarios:

  1. Bienvenido Leandro a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz, Gus.

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    1. Me emocionó verme aquí, gracias

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    2. Gracias Gus, me emocionó verme en tu blog, es hermoso todo el afecto que por aquí circula. Gracias por el lugar, por tu afecto y tu trabajo poético y por la poesía.
      Gracias, gracias, gracias.

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  2. Hermoso poema, Gabriela Peirano

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  3. Un poema de barricada y resistencia para estos tiempos turbulentos.

    Festejo esta ventana poética que nos deja mirar hacia adentro y afuera de nosotros mismos.

    Muchas gracias.

    Saludos 🤗

    Darío Oliva

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    1. Gracias Darío. Tratar de que la coyuntura no mate a la poesía. Decir es necesario, pero con poesía siempre es mejor.

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  4. Graciela Ballesteros21 de octubre de 2024, 13:45

    Inmenso poema y poeta. Bienvenido Leandro. No podías no estar vos. ♥️🦋

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    1. Gracias Gra y gracias Gus, por volver a decirme y colaborar con romper con mi timidez.

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    2. Me emocionó leerte poeta Leandro Murciego

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  5. América Latina un gigante que camina, nunca estaremos de rodillas, no pasarán. Bienvenido querido poeta Lean !!!

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  6. Bienvenido querido amigo. Carlos Norberto Carbone

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    1. Carlos querido, gracias por tu amistad y por ese hermoso acompañamiento poético.

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  7. Bienvenido Leandro.
    "Solo hace falta una chispa para dar inicio a la revolución".
    Verdaderamente un inmenso/intenso poema. (Estuvo muy buena la entrevista que le hiciste a Gustavo). Saludo desde Córdoba, Alfredo Lemon

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  8. Muy bueno!!! Gracias por compartirlo!

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  9. Me apena no ver mi comentario Maria Cristina Lopez lo di con mi apodo.Mivi Lopez

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  10. Bienvenido Leandro! Todos los fuegos el fuego diría Julio Cortázar. El poema de tus fuegos habla de rebelión! La historia y sus intriga s

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    1. Gracias la poesía arde y está realidad ahoga. ¿Qué otra cosa podría salir? Abrazo grande

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  11. Bienvenido, Leandro, a Mis Poetas Contemporáneos.
    Muy bueno tu poema!
    Patricia Alonso.

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  12. Increíble poema, un placer leerlo

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