CONVERSACIONES CON MAMA
Me entrego y caigo
en ella nuevamente.
Peina mi pelo
recordando tal vez el de mi padre.
Se incendió mi casa, le digo
No tengo nada.
Posa su mano en mí
con liviandad, sobre las flores
una mariposa
libando mi tristeza
Estás viva, dice, Tenés a tus hijos.
Se quemó mi piel
mamá, y ya no tengo cara.
Estoy descamándome.
Yo, anidada así
lo que no podría soportar
es perderla a ella
pero no lo digo.
Agarra mi tembladeral
entre sus manos
en silencio.
Después señala los gajos
en las raíces del jazmín.
Me invita a que excavemos,
los despeguemos del tronco
para transplantarlos en una nueva tierra.
Los cuidaremos.
Hablaremos de ellos
de sus brotes
del perfume que tendrán.
© Juliana Chacón
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