mi madre lleva/ olor a lavandina en sus manos/ que ahora/ se balancean en un breve temblor continuo/ y se amoldan a las arrugas de su cara/ limpia aun la suciedad en sus ojos llorosos/ se mezcla con el tono de su voz/ voz que va perdiendo/ se va convirtiendo en un susurro/ a veces irreconocible/ a veces el exacto tono de la voz de su madre/ vieja/ como yo la conocí
mi madre lleva sus años/ en la espalda/ y yo no sé si ha
sido feliz/ en todo caso no sé si la felicidad es algo que compartimos/ quiero
decir/ la felicidad debe consistir en cosas muy distintas/ según la persona/ la
época/ la facilidad de creer en las propias mentiras
mi madre lleva/ olor a lavandina en sus manos/ a veces ajo
recién picado/ y su voz tiembla también/ mientras yo sé que no va a haber
respuestas/ del por qué el mundo/ del por qué tuve que salir/ de su vientre
© Nicolás Aused
Me hizo recordar a mi madre: "y yo no sé si ha sido feliz/en todo caso no sé si la felicidad es algo que compartimos..."pero seguro tenemos los olores, las heridas...y la poesía que rescata...
ResponderEliminarBellísimo! Ay! Los aromas, los olores que nos llevan de inmediato al momento mismo de un recuerdo!
ResponderEliminarQué buen decir, desde el amor que observa con ojos sentidos y objetivos.
ResponderEliminarLaura Moreno
Hermoso, con esa crueldad de la cercanía que no ignora ls imposibilidad de saber del otro. Fabiana León
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