EPIDEMIA
Lágrimas en las catedrales,
detrás del púlpito;
incertidumbre encallada en la neurosis.
Adónde se escondieron los sermones;
la imagen infiel de días lujuriosos
explota en candelabros.
Se clausuran las criptas
y las vírgenes buscan asilo en la calle,
en los bancos de la plaza;
venden castigo con atuendo de prostituta;
en el hospital ofrecen paz al mejor postor,
oraciones con barbijos de incienso.
Adónde se llevaron el misal;
el cáliz sin agua bendita esparce mentiras y virus,
y en la cama del hombre
la peste cobra un peaje soberbio.
El ahogo del mundo
me toma de rehén
cuando mi casa toda se incendiaba de jade,
y el brillo se opacaba
bajo los ruidos de la ciudad.
Fueron las madrugadas rotas,
y ardió toda la sed en las promesas.
Una ráfaga aguda engrilló los labios y el cortejo.
© Teresa Palazzo Conti
Muy buena tu descripción Teresa, de ese tremendo momento de angustia existencial planetaria. Alfredo Lemon
ResponderEliminarAbandonado en su fe el mundo en pena, muy bueno.
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