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21/9/24

Poema de Raúl Orlando Artola

  


Fabla viril


Pasolini me ha hecho leer y yo lo quiero

como al padre que nos señalaba la página perfecta

los canales venecianos y el capitel corintio

la belleza de la rama de glicinas

que cae sobre el muro y evocamos

una mañana neblinosa al ir a clase

sin saber la lección

las manos ateridas y los pies mudos

sobre las baldosas húmedas, desparejas.

Me hace leer Pasolini esa página

y yo le agradezco en silencio

acompañado por su sombra

y su mirada de padre que no quiso ser patrón

pero voló por olímpicas alturas.

Me contagia un ensalmo envolvente

para soportar el recuerdo

de aquellas mañanas impiadosas

y los atardeceres turbios

de regreso a la casa del amor arrinconado.

Y Pasolini no estaba todavía

para decirme: muchacho,

esto pasará, ya tendrás

tus horas de sueño y de vigilia ensoñada,

aguanta el invierno de la infancia,

yo te miro y a mi modo te cuido.

Y aunque no lo dijera aún

yo oía su voz en otras bocas,

en el aire adverso

se abría un canal amistoso

con el piano que me devolvía

una paz ignorada,

rescoldo que siento en mi pecho

tantos años después.

 

© Raúl Orlando Artola

5 comentarios:

  1. Pasolini te ha guiado (y vos al lector con tu poema) a una zona donde la belleza del sueño y la vigilia se entrelazan en palabras y sentires plenos. Gracias! Alfredo Lemon

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  2. Inmnesa tu voz siempre, poeta. ♥️🦋

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  3. ME CONTAGIA ESTE POEMA!
    Saludos.
    Anahí Duzevich Bezoz

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