Avanza desde el fondo de mí,
inevitable,
el fantasma de mí mismo.
Vengo desde mi guarida,
con dientes filosos,
cortando el pasado,
ese aliento húmedo,
ese vacío de maderas y peces.
A dentelladas
como un perro salvaje,
vengo derrumbando rostros,
uno a uno caídos
bajo mis garras.
Vengo desde el fondo,
puro latido de fuego,
y traigo el aire atrapado
de la oscura caverna,
donde moran murciélagos
y nombres olvidados.
Traigo también, recién alumbrada,
mi cara más reciente,
arrastrada por corrientes subterráneas,
derramada y fresca,
suave guiñapo de sangre
que la fiera ofrece redimida.
Después me vuelvo
hasta el fondo de mis ojos,
me repliego saciado
y repaso prolijo las heridas
que yo mismo abrí con mis dientes.
© Néstor Fenoglio
Punzante encuentro ante el sí mismo. Muy logrado Néstor. Alfredo Lemon
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Alfredo!
EliminarComo excavar en nuestro yo más íntimo. Poesía pura.
ResponderEliminarMuy bueno! Me gustó mucho este poema!
ResponderEliminarDuele y redime!
ResponderEliminarMuy bueno y profundo como el yo.
ResponderEliminarEl ponerse de cara al yo suele ser muy duro.
ResponderEliminarMuy buen poema. Gracias.
Aura Re