Mi secreto
En el patio de la abuela, sobre el granito gris
hay una hamaca de caño color naranja.
Era común pelear entre primos
por ocupar los dos asientos amarillos.
Mi triunfo fue el trapecio del medio
con agilidad, no costaba subir.
Desde allá arriba el juego se veía diferente
la estructura de la hamaca, también.
Después de un rato, la abuela nos llamaba
hora de siesta o merienda.
La primera tarde que quedé solita
no elegí asiento amarillo,
subí con cuidado al caño lateral izquierdo
que veía desde el trapecio.
Sentí cierta vergüenza por querer el lugar incorrecto
quedé suspendida en el aire, el naranja en el medio
nadie me vio. Fui acróbata, un accidente
primero dolió, después ya no.
Desconocía por qué gustaba tanto, no tenía edad
pero lo mantuve, el secreto con la hamaca
lo mantuve durante las siestas.
© María Belén Corso
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