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9/8/24

Poema de María Negro

 

 

Y en el afán

de no encontrarte

piedra o vacío,

Ay corazón,

nadas

ejerces el verbo

del aire y el agua.

Tomas la forma del día,

levantas tu fragilidad,

abres los huesos

aferrados al susto.

El tiempo cae, incesante.

Abre la boca al cielo,

bébelo todo,

abrígate la sangre,

hay un adentro.

El dolor es una lámpara.

Detente en la luz.

Descansa.

 

© María Negro

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