Poema de María de los Ángeles Fornero
Julius Fucik podía percibir
un campo de violetas
entre los muros
desde sus escritos
en las cárceles alemanas
de Praga.
Las olía desde los pasillos
de la prisión
y las podía traducir
en el amor a los latidos
mientras caminaba hacía
la horca.
Fucik celebraba la vida
de otros
mientras la ira de la hidra
le arrancaba la propia.
© María de los Ángeles
Fornero
Etiquetas: María de los Ángeles Fornero
3 comentarios:
Precioso poema!!
Sentido homenaje. Muy bien dicho. Alfredo Lemon
Qué suerte poder recordar a Julius Fucik, y qué poema fuerte. Gracias
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