Flama
La miraba.
y cada corte de la llama
era una estocada
sangrienta en la madera roja,
hipnótica y vil.
Así estaba.
Abstraído en
imágenes.
No hay parpadeo
ni ceños fruncidos.
Quizás un poco de candor
ante el beso de la muerte
© Dardo Passadore
No hay parpadeo
ResponderEliminarni ceños fruncidos.
Bello, Poeta querido!!
Mirian Rosana Farias
Este poema te lleva casi sin querer a ese final. Abrazo!
ResponderEliminarBellísimo! ardiente! Se lee sin parpadear!
ResponderEliminarAbrazo