Ropa sucia
No fueron estallidos.
Fue una voz / que habló
y dijo
vayan a correr.
Traduzco mal:
ni habló
ni usó
palabras.
Soy yo quien no permite
el paso del caballo,
de los perros,
la sonrisa de la llama
de pestañas suaves.
El sol es un esclavo
en mis manos tensas.
La piel no tiene miedo,
otra vez
soy yo.
La mancha se agiganta,
arde,
no me cubre.
Ni el sentido
se me escapa.
Una gota
de sudor
suplica.
¿A quién? ¿al aire?
Que sea,
amor o insolación,
que vayan
todos a correr.
Levanten polvo,
piedras,
flores,
fiebres,
tierra nueva.
Y traigan agua
del estanque
en donde alguien
escondió
mi ropa sucia.
© Silvia Rodríguez
Ares
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