Al
caer las cruces
el agua bendita se tornó sangre
Al abrir los brazos
voceando hacia la cúpula
los ángeles
como un enigma
se desprendieron de las sombrías alas
y un silencio gris
invadió el templo.
© Rubén Capodaqua
Gracias Gustavo ! Rubén
ResponderEliminarGracias Gustavo un placer compartir en este espacio!
ResponderEliminarHermoso poema!
ResponderEliminarQué belleza este poema! Gracias poeta! Abrazos litorales!
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