Mi altar
Hace tanto tiempo tantos años que no rezo,
pienso
Y al instante me pregunto
y casi me respondo
¿Pero qué es rezar?
Junté mis manos con la fe de una crisálida
muchas veces
más el milagro no sucedió
Crucé mis dedos en una mudez de argumentos
donde solo pedía pedía pedía
Esperaba
Me arodillé ante el dolor y me entregué
a ese derrotero de lágrimas
como si fuera un designio
Un día
me miré los pies al sur de mi cuerpo
descubriendo que tenían alas
Ofrecí mi cara como una plegaria
y la luz del sol me arrancó una lágrima
cuando lo miré de frente
Desde entonces
fue mi cuerpo quien me enseñó
lo
que es la fe
El mundo se aprende desde allí
y supe
que no hay altar mayor que ese
Ya no me arrodillo, ni pido a un dios mudo,
ni cruzo los dedos en la espera
muda y quieta
que traiga el afuera
El dios en el que yo creo me habla
a través de las piedras,
en la fuerza de mis ideas,
en el ancho espacio de los miedos que
aprendí a mirar de frente
en la lluvia que dibuja sus señales
Y no me pregunten cómo:
Precisamente la fe no puede explicarse
menos
desde el templo sagrado que es mi cuerpo
y el norte de mi cabeza
No es magia,
O si, porque la magia sólo existe para
quienes pueden
Creer sin ver
pero les aseguro: en algún momento,
los milagros suceden
© Mercedes Venturino
Poemazo.. sos inmnesa Mercedes. Me lo llevo al muro. Agradezco tener tu palabra en mi vida como un gran capital. ♥️🦋
ResponderEliminarMercedes, ¡qué sabio tu poema! "el mundo se aprende desde allí" para hablar del aprendizaje desde el cuerpo, desde las piedras, desde la lluvia...y llegar a una fe personal y profunda. Bellísimo. Abrazo, Teresa
ResponderEliminarExcelente poema
ResponderEliminarGladys Cepeda