un caracol deja una huella lenta
en el misterio viscoso de las sombras.
Legendaria su marcha
cruza un rastro sobre el vidrio.
Él intuye que debe llegar
al jardín y su aire verde
donde un ángel de piedra lo proteja.
Aún no sabe que no es mineral la muerte
que ella lleva sal en las venas
que el cristal es un muro infranqueable
que las luciérnagas son una quimera.
La soledad se parece a eso
un lento tranco de caracol perdido
en los hondos ojos de la noche.
La indiferente ternura de la estrella
el nostálgico jadeo del silencio
sin perros, sin grillos, sin guitarra.
© Marta Elena Guzmán
Margarita Ardengo
ResponderEliminarHermoso!
ResponderEliminarQué bello!
ResponderEliminarQué poema. Nadie como vos maestra escribiendo la vida con el dulzor sutil de la metáfora. ♥️🦋
ResponderEliminar¡Querida Marta! Solo vos podés hablar tan magistralmente de la muerte, decirla con los ojos abiertos y con la sencillez de la metáfora del caracol,
ResponderEliminarAbrazo, Teresa
Gracias a todos, son generosos!!
ResponderEliminarMuy interesante poema
ResponderEliminarGladys Cepeda
Hermoso poema
ResponderEliminarQue bello. La soledad se parece a un tranco de caracol perdido. Graciela Barbero
ResponderEliminarahhh !!! que bonito !!
ResponderEliminarHermoso poema Marta!
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