20/3/24

Poema de Nora Coria

 


 

Perseo con cabeza de Medusa

(Con gratitud a Benvenuto Cellini, 1500-1571)

 

Perseo, hijo de Zeus y de la mortal Dánae, no lleva la frente en alto.

En alto lleva el brazo izquierdo

y más alto la mano que sostiene la cabeza que acaba de cortar.

Medusa ha muerto con los ojos entornados

y agonizan las serpientes-cabellera

aún así, sin correr peligro alguno,

Perseo, fuerza, juventud y belleza, no lleva la frente en alto.

¿Dónde el valor del protegido por los dioses?

¿En las aladas sandalias regaladas por Hermes

o en el casco de Hades que lo vuelve invisible?

Acaso en Harpes, la espada indestructible que porta en la otra mano

o en el escudo-espejo obsequio de una Atenea recelosa 

que ansía poseer para ése la cabeza que otrora plagó de sierpes

más la mirada que convirtió en terrible e impiadosa.

Debería saber el joven del actuar de Poseidón,

debería saber del pasado de la Gorgona.

El obediente ha cumplido la misión

¿Cómo serán sus ojos cuando se encuentren con los de Andrómeda?

Sus pies descansan sobre el cuerpo inerte de Medusa

aún así

Perseo, fuerza, juventud y belleza, no lleva la frente en alto.

 

La bella, violada, castigada en monstruo, ha sido asesinada.

Sangra su cuello sangre que da a luz…

Pegasus ya es destino

y en él volverá a ser Medusa la original, 

bella -y eterna- en la constelación del hijo.

A su tiempo lo verá el joven y fuerte Perseo

que ahora no lleva la frente en alto

que en alto erige el brazo izquierdo

y más alto sostiene la cabeza que acaba de cortar.

  

Padre y madre de todos los mitos,

Justicia e Injusticia, han hecho lo suyo.

 

© Nora Coria

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