Efectos colaterales
De cabeza baja
mi segunda hija
en posición occipital.
Siento
la dilatación forzada desde el exterior
y los huesos de la cadera
como si pudiera parir, otra vez,
su pelo más blanco que el mío,
la dentadura perfecta en la sonrisa de la
foto.
Y siento
el pujo
a través de mi cuerpo
como una aceptación.
© Roxana Palacios
Se "siente"este poema, como madre, hondamente.
ResponderEliminarGracias!
EliminarGracias!
EliminarHermoso. La maternidad deseada. Belleza de poema! Gracias Ro!
ResponderEliminarBellísimo, Ro. Gracias. Un beso
ResponderEliminarBellísimo, Ro. Gracias. Beso grande
ResponderEliminarEl dolor aceptado, Ro.
ResponderEliminarBellísimo.
abrazo
Claudia
emocionante, Ro
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