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29/2/24

Poema de Lydia Helander

 


RIEGO                                                                

 

Es la hora del riego,

Claudio abre la canilla

que da al jardín

donde previamente colocó la manguera.

Cualquier similitud con una culebra

consideresé puro vicio poético,

ni hablar de las connotaciones sexuales

que implica regar las plantas,

comenzando por el roble

de hojas amarillas

erguido y rígido como un pene de oro

o las anchas caderas

del jazmín paraguayo

embriagando con aroma

de odalisca

mientras la copa del fresno

 besada por los pájaros

invita a adorarlo.

No existe jardín de las delicias

más dulce que éste,

el de la calle Bon,

ahora al atardecer

cuando vos y yo

regamos.

 

© Lydia Helander

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