Mariano
Una cascada en el juego de dominó
provoca, en mí, un embotellamiento.
Desencuentro de espacios.
Mi documento
me ubica cincuenta años después
en la línea de la vida.
Sin embargo él, mi abuelo Mariano,
fue mi amigo.
Me enseñó el valor de lo sencillo,
a llevar la juventud en los ojos,
más allá de las arrugas.
Pan y manteca con azúcar por la mañana
y su mano carpintera esperando el paseo.
Este juego encadenado de relojes
gira a ritmos distintos.
Él pasado. Yo futuro.
No puedo hallar la forma de desarmar
este engranaje perverso de soles
para detener el tiempo.
Para negar la muerte.
Para traerlo al presente
en un ir y venir de hamacas,
permanecer niña.
Eternamente.
© Gabriela Delgado
..este engranaje perverso de los soles... hermoso poema. Gracias. ♥️🦋
ResponderEliminarGabriela! qué modo de detener el tiempo en un poema, puedo ver a tu abuelo Mariano y a la niña que aún lo espera.
ResponderEliminarAbrazo fuerte
Claudia