Memento mori
Tocábamos
la luz en las juntas
como si pudiéramos atraparla
y esconderla
debajo de la almohada.
Teníamos miedo de no recordar
si sale el sol
cuando amanece.
El pan se mantuvo tibio
el tiempo que duró
nuestra inocencia.
Tampoco fue necesario
juntar agua.
Aprendimos a rezar al pie
de los sauces del desierto.
Ahora podremos olvidarlo.
© Carolina Brieux Olivera
Hermoso poema. Llega al alma en las palabras necesarias .
ResponderEliminarMil gracias por tu delicada lectura, Verito
EliminarBello Caro!
ResponderEliminarMil gracias Vivi querida
EliminarInstantáneas, palabras que están ahí para evocar imágenes, olores y que juntas hacen el poema. Bello como el alma.de.su escritora
ResponderEliminarMil gracias por tu valoración y tu sensible lectura🌺
EliminarEsplendente y de gran profundidad Carolina.
ResponderEliminar"Aprendimos a rezar al pie de los sauces del desierto"
Qué bueno, qué vuelo! Alfredo Lemon
Muchas gracias Alfredo por la delicadeza de tu lectura, y por tus conceptos que me honran. Abrazo grande
ResponderEliminarImpecable, envolvente poema mi querida Caro. ❤️🦋
ResponderEliminarGrace querida, mil gracias por tu amorosa lectura, siempre🌹💖
EliminarHermoso! Carito!emociona como todos tus poemas!!
ResponderEliminarMil gracias, de ❤️
EliminarBello 💫
ResponderEliminarHermosa, talentosa y sensible María, mil gracias por tu lectura💜
EliminarEs muy hermoso tu poema, Carito. No dejes de escribir. En el desierto, los sauces siguen creciendo. Yo los vi. Un abrazo.
ResponderEliminarMil gracias por valorar el poema, mi muy querido y admirado Jorge. La pureza y la verdad resisten desiertos, y los florecen. Otro abrazo para vos.
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