Un tiempo de ciruelas en mi vientre,
una costura de otoño
hila la esperanza entre dos cielos.
Vuelo hacia atrás para engañarme,
pero asoma el instinto
en esa boca chiquita que sorbe tenaz
el miedo al abandono y a la ausencia.
Dentro de su recinto el pezón
abierto a llaga
y la lengua aprendiendo a beber.
Pasita de uva calva el rostro de mi niña
que empapa el asombro y un llanto. Uno solo.
Vuelo hacia atrás para engañarme.
Abato la sed porque el amor en su delirio
extirpa
el júbilo y una
esperanza. Una sola.
Vuelo hacia atrás para engañarme.
Pero mi niña espera entre margaritas de leche
entre su orfandad y mi inconciencia.
*Pasita de uva calva, A. Roa Bastos
© María Marta Donnet
Qué maravilla tu poema! Cuántas imágenes!
ResponderEliminarconmueve el poema, pleno de ima+ágenes.
ResponderEliminarSaludos.
Anahi Duzevich Bezoz
Cuantas imágenes en este buen poema.
ResponderEliminarAna Romano
Bello; bello, y más bello!
ResponderEliminarHermoso poema querida María Marta
ResponderEliminarLeonor Mauvecin