Niño Hombre
A
Agustín
Hay un rayo en el vital resplandor de sus
pupilas,
el brío de una tropilla en salvaje carrera,
un verdor infalible que reta el límite más
lejano.
No hay frontera para su dermis de
golondrina.
Pescador que enrolla el cordel de la
existencia
mientras una gota de sorpresa
se cuelga en sus pestañas.
Niño-hombre que sigue intentando
su efluvio de tilos,
su contorno apasionado.
Amontona quimeras,
clava sus espuelas asido a su tordillo.
Ensaya. Acecha.
Aborda el enigma que cada crepúsculo,
tizne de luna en su almohada.
Respira hondo.
Aún le resulta difícil
tocar suelo firme con sus entrañas.
© Gabriela Delgado
Ese niño hombre/ pescador que enrolla el cordel de la existencia, nos conmueve y trasmite sensibilidad. Gracias Gabriela. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarQuerida Gabriela, me encantó este poema, tiene muy bellas imágenes y se desarrolla con un ritmo perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo
Juany Rojas
Me encantó tu poema!!
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