Páginas

17/1/24

Poema de Alejandro Méndez Casariego

 

 

Las tías mayores eran seres lejanos,

su lugar fue siempre inaccesible.

A veces nos miraban

y sonreían con distancia elegante.

Las más queridas eran las que recordaban

el nombre de alguno de nosotros

y lo arrojaban sobre el paño, como un dado.

La vida era para ellas

aquellos episodios

que llevaban la marca de los muertos,

de cuyos nombres nos legaron los ecos

y algunos objetos

que todavía habitan las casas del presente.

Las tías mayores amaban a sus muertos,

cuando los invocaban

hacían pausas solemnes para que sus presencias

ocuparan los espacios perdidos.

 

© Alejandro Méndez Casariego

1 comentario: