a veces hay rastros de magia
la abuela hoy duerme como un animal plácido
elongado, y cuando busca algo en la
heladera
algo que está muy abajo y al fondo y tiene
que agacharse, me sorprenden su destreza
sus piernas de catorce años
cuando come chocolate, juega
con el tesoro lento en la boca
y la lengua y los ojos le refulgen
teje sin parar, como una autómata,
sus manos moviéndose como dos adolescentes
desveladas, me pregunto
si así como seguirá creciendo su barba
seguirán tejiendo sus manos después.
© Natalia Leiderman
me pregunto... conmovedor. susana zazzwtti
ResponderEliminarNostalgia y emoción muy bien dichas. Alfredo Lemon
ResponderEliminarMe gustó mucho.
ResponderEliminarGracias
Andrea Marone
Qué lindas imágenes! La abuela disfrutando! Bello!
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