18/11/23

Texto de Pola Gómez Codina

 


En mi primera mudanza tenía cinco años.

Mi tía me regaló un oso de peluche. Corrió unos pasos hasta la puerta y dijo que era para que no extrañara. Lo tuve bajo mi almohada durante años y lo escondí como se esconde un talismán al crecer. Treinta años después, en un acto ritual en que los jóvenes devoran a los viejos, mi perro jugó con él hasta volverlo trozos de poliéster. Se acercó hasta mí con la presa destripada en la boca y la dejó a mis pies.

 

© Pola Gómez Codina

Foto enviada por la autora

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7 comentarios:

Anonymous Margarita Ardengo ha dicho...

Me gustó!

18 de noviembre de 2023, 17:20  
Blogger graciela barbero ha dicho...

A veces es difícil deshacerse de los objetos de la infancia. Muy bueno
Graciela Barbero

18 de noviembre de 2023, 19:38  
Blogger MATINICO (Mati López) ha dicho...

Duro y bello.

18 de noviembre de 2023, 21:38  
Blogger Agustina Ferrand ha dicho...

🫂

22 de noviembre de 2023, 0:59  
Anonymous Graciela Ballesteros ha dicho...

Un poema con dos mensajes muy bellos: la ternura y protección en la imagen de la tía y el sacudón que nos hace falta para decir estas en el presente.. y ahora me tenes a mi.. gracias. ♥️🦋

24 de noviembre de 2023, 11:16  
Anonymous Ohuanta Salazar ha dicho...

Precioso como todo lo que escribis, Pola querida

2 de diciembre de 2023, 2:17  
Anonymous Belkys Sorbellini ha dicho...

Lo poderoso y bello es el recuerdo de la amorosidad de la tía. El presente te muestra a tu compañero y un juguete que es sólo eso.

3 de diciembre de 2023, 11:33  

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