Troyana
Casandra habla.
Deambula su voz fantasma
sobre las calles amuralladas.
Troya, su ciudad,
la ignora.
Hay ecos sin resonancia.
Galopes nocturnos de madera letal.
El sol se pone extramuros.
La luna no detiene la emboscada.
Yo, Casandra, corro
descalza, desnuda.
Yo, Casandra, dejo mi boca
entre estas piedras.
© Alejandra Boero Serra
Hermosa tu voz poeta. Un poema profundo y potente. Gracias.
ResponderEliminar"El sol se pone extramuros./ La luna no detiene la emboscada..." La fuerza de Casandra presente en tu logrado poema. Gracias! Alfredo Lemon
ResponderEliminarAmé!!!!! Gracias.
ResponderEliminarAndre!
Me gusta mucho el regreso a temáticas mitológicas
ResponderEliminarGladys