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14/10/23

Poema de Darío Würtz Paiva

 


-Sin dejarnos ir del todo.

 

Fue una noche junto al río, -le dije-.

El agua estaba calma,

la arena de la playa tan suave bajo los pies…

Y era hermoso verla reír con toda esa Luna,

con mi sombra sobre su piel.

Escaleras arriba nada.

Huyo de los lugares que habité y me habitaron.

Cuando sale el sol,

siempre,

volvemos sobre nuestros pasos,

el cuero curtido, las manos piel de abandono…

Las sirenas invaden la ciudad.

La ciudad lejana,

distante a aquel río, tan ajena a aquella noche.

Estoy atrapado. Voluntario rehén de mí.

Ahora soy un río que me vuelve isla.

Naufrago en un mundo alucinado, irreal.

Voy perdiendo registro de quienes estuvieron a mi lado.

Una leve sensación de ausencias, sin rostros.

Como los sueños de la noche, se van borrando,

queda la impresión de algo que fue bueno.

Peor aún,

amo este desierto que construyo para mí.

Desde un extremo del patio, me veo sentado,

fumando bajo el techo de caña.

No me asombra ser dos;

puede incluso que sea más de dos.

Vuelvo al río cada noche.

Pero el río ya no es el mismo. Yo tampoco.

Y en su orilla junto pedazos que perdí.

Con suma paciencia los coloco en su lugar.

Los acomodo para que no se noten las fisuras.

Y nunca vuelvo a estar entero.

Él y yo nos reconocemos… sólo eso.

Y acá estamos, sin dejarnos ir del todo. 

 

© Darío Würtz Paiva

6 comentarios:

  1. Bello poema👏👏👏

    Gloria Calvo

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  2. Extenso, roto y distinto como ese río. Muy bueno!

    Besosss

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    1. Gracias por tus palabras. Aprovecho y te digo: me gusta mucho tu trabajo.

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  3. Bello, no siempre somos los mismos, ni nos dejamos ir del todo
    Graciela Barbero

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    1. Gracias por tu tiempo y la lectura.

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