Poema de Matías Verna
Recuerdo las mañanas con mi Papá
caminando desde casa
hasta la frutería que él tenía, cerca del
centro
los dos solos, en otoño, jugando y diciendo
el apellido de los habitantes de las casas:
Ciancio, Feula, Zubiri, Castronovo,
Perli, García, Monticelli, Ponthot,
y así los diez minutos que tardábamos
en llegar al local:
Dovigo, Gelosi, Mele, Gilardi,
Ronconi, Barrionuevo, Raverta, Albanese,
y a la noche, cuando volvíamos,
era al revés y más rápido
porque queríamos llegar
comer, bañarnos y dormir.
Ahora recuerdo otras mañanas de otoño
caminando por el hospital
los consultorios casi vacíos
las enfermeras me saludan
el psiquiatra estira el brazo sin atenderme
y me alcanza la receta de todos los meses:
Dr Olivetto, Dra Gimenez,
Dra Cabanillas, Dr Franchi,
enfermera Mabel, camillero José
los pasillos sin sol, el altoparlante que
satura
0,5 de Rivotril mañana, tarde y noche.
Un banco de plaza descascarado
donde descansan los internos
los árboles indefensos
la fractura más liviana de la luna.
© Matías Verna
Etiquetas: Matías Verna
3 comentarios:
Tremendo
Oh! Qué fuerte en ese contraste donde se hace el paralelo entre dos otoños tan diferentes.
Cariños
Juany Rojas
Muy bueno Mati!
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