AQUÍ YACE EL HOMBRE
Aquí yace el hombre.
No te acerques.
No improvises un discurso
ni escribas en su lápida palabras de
piedad.
Aquí el mármol edifica un olvido
de tumbas sin gladiolos ni claveles.
Aquí la muerte huele a pasto quemado
a tabaco húmedo
y al agua podrida en los floreros
de los muertos huérfanos de amor.
No te acerques
ni intentes encontrar su humanidad.
No busques un legado entre las piedras
que se incrustan en sus dientes
porque ha muerto con el odio en las
mejillas,
conspirador de uñas embarradas
y billetes sucios.
Aquí yace el hombre.
Que nadie vele su cadáver
ni mate las hormigas que hoy desfilan por
su pelo.
Que nadie llore ni rece una plegaria.
Que nadie encienda cirios en su nombre.
Que nadie lo perdone.
Ha manchado sus manos con la usura.
Ha recibido insultos, sobornos,
maldiciones.
Se ha ensalzado entre las rejas de la falsa
libertad
y ha comprado su revancha a los sicarios.
Ha traficado muchachas, corazones y médulas
de niños
Ha arrojado esquirlas de ebriedad entre los
huesos de los pájaros
y ha lavado su furor
en el rostro acobardado de sus víctimas.
Aquí yace el hombre
que ha traicionado la grandeza de sus
sueños.
© Daniel Ruiz Rubini
Ay, Dani.
ResponderEliminarDuele este poema. Conozco esa usura. Tremendas imágenes.
Gracias
Claudia