Poema de Celina Feuerstein
No hay, no queda ni esa esquina ni la playa
pequeña con sus rocas. El sol naranja
marcaba el camino cuando ya casi
llegábamos. En su lugar nubarrones grises y
una lluvia que enturbia mis recuerdos.
Ellos guardan
ese amor ahora sucio y desteñido como
los charcos en la calle. Con rabia
bajo del auto y los piso. Una tormenta
acompaña
esa danza furiosa. Líbreme esta ceremonia
de los restos amorosos y me sea dado
continuar el viaje.
© Celina Feuerstein
Etiquetas: Celina Feuerstein
8 comentarios:
Muy bueno Celina! Alfredo Lemon
Precioso, Celina.
gracias
claudia tejeda
Un placer leerte mi querida poeta!! Abrazos litorales!
Bello poema Celina. Lindo leerte siempre.
Maria Gabriela Micolaucich
Muchas gracias, Alfredo!
Gracias querida Claudia!
Gracias, abrazote Sandra!
Gracias y abrazo!!!
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