Llovía sobre nuestros hombros, Jorge me
hablaba de los que aún pueden llorar, yo imperturbable le decía… Hay un río de
sangre que me quema, aún no he dejado de llorar mañana….
Nov-86
A Jorge Isaías
Llovía
Sin embargo, había un rasgo feliz
sobre tus sienes.
Hablabas, andabas y desandabas el mundo
montado en las palabras.
-y cuando ella leyó aquel, mi poema me
confesó en su carta de su llanto-
Demasiado tenaz la lluvia para no ser
distante.
el mate recorrió la distancia exacta
entre tus recuerdos y mi silencio largo.
Sonaban tus palabras a preguntas
ancestrales incógnitas…
Será el olor a chocolate
que la cachimba emana en la trastienda
nos invita a veces a los sueños
a confesiones débiles.
Me duele el hombre-dije- araña
con sus uñas esta piel de regalo que me
llevo,
asciende buscando por mi sangre
hasta el cerebro,
convulsiona mi ser,
me condena
al fin a estar despierta.
Hay días en que uno se siente tan
pequeñamente nada
que teme que otro
en un intento de salvarlo, lo descubra.
Escrito en noviembre del 86, un día de
lluvia, después de aquella tarde, entre mate y mate, una de las tantas
conversaciones que teníamos con Jorge en Trilce, su librería en el Pasaje Pan.
© Ana julia Saccone
Qué poema tan conmovedor, Ana Julia.
ResponderEliminarEmocionante recuerdo hecho poema para un gran poeta como fue Jorge Isaías. Bravo Ana Julia. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarSè que esos recuerdos estàn vivos en vos,Ana Julia.Lo sè.Y no moriràn,tambièn lo sè.
ResponderEliminarTan vivos y tan magistralmente los has convertido en poema que veo ante mis ojos,animadas las siluetas de los dos y hay un cierto olor a tabaco a mi alrededor ,proveniente de la cachimba de jorge (marita)
Impresionante y muy tierno homenaje a Jorge Isaías... Muy bello poema Ana Julia...
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