Deriva
Encontramos el jardín secreto.
Cruzamos los pies sobre la fuente
y el agua subió cálida
y nos arrastró.
Fuimos camalotes sin ancla en la noche.
Arrugamos las yemas
y tus dedos blanquearon
solo para mí
espectador de un truco sin secreto
pero íntimo.
Entonces hablamos
y lo único que vimos sobre el agua
fue una burbuja flotando
en la superficie del silencio.
© Washington Atencio
Muy buen poema, con bellas imágenes.
ResponderEliminarAbrazo,
Ana RomANO.
Muy logrado Washington. "Fuimos camalotes sin ancla en la noche" qué bella imagen. Saludo desde Córdoba, Alfredo Lemon
ResponderEliminarAy qué bonito.
ResponderEliminarBello poema Washington, ¡felicitaciones!
ResponderEliminarPrecioso poema querido poeta! Abrazos!!
ResponderEliminarDElicadeza e intensidad en este poema.
ResponderEliminarMuy buenas imágenes
ResponderEliminarGracias. Inés Legarreta