Páginas

8/7/23

Poema de Martín Raninqueo

 


Con la lapicera dorada

de mi abuelo escribí:

Fui feliz aun estando en la guerra.

Entre disparo y disparo,

bebí el silencio y la luz del cielo.

 

Hoy que mis padres

batallan con sus males,

camino por la ancha avenida

repitiendo do fa la do fa la

de Spiegel im Spiegel de Arvo Pärt.

Los árboles quemados

arañan las nubes ceniza

y pujan por salir las débiles hojas.

 

Las ramas le ofrendan al cielo

los nidos de la tarde.

 

© Martín Raninqueo

9 comentarios:

  1. Conmovedor poema. ❤️🦋 G. Ballesteros

    ResponderEliminar
  2. Exacto tu poema nostálgico y musical Martín. "Las ramas le ofrendan al cielo/ los nidos de la tarde". Muy justa la ilustración de Gustavo. Gracias! Alfredo Lemon

    ResponderEliminar
  3. Hermosas imágenes y profundo sentido. Gracias Martín, y a Gustavo, siempre.

    ResponderEliminar
  4. Llegan hasta lo más profundo estos versos!

    ResponderEliminar
  5. Qué poema hermoso, fuerte. Un abrazo!!

    ResponderEliminar
  6. la realidad tan explìcita, me gustó mucho
    Saludos
    Anahí Duzevich Bezoz

    ResponderEliminar