El hombre se ve entero en el ojo del animal
Leopoldo Teuco Castilla
Parece emerger
de un rayo venido de otro tiempo
sin embargo
se ve pequeño al lado del tigre
de la boa
de la luciérnaga
pequeña su lamparita
oscilando sobre la cabeza
pequeño el rifle sin una pezuña
pequeña la trampa
para el pie del paquidermo
en esa imagen diminuta
el hombre no reconoce
su cresta ingenua
su escaso poderío
su baldío de sangre
solo cree en su animal feroz
en su interior de selva
y rompe con una patada
la retina de otros ojos.
© Liliana Chavez
Tremendo poema querida amiga. Y con un epígrafe del Teuco, qué mejor inspiración! Te abrazo grande Alfredo Lemon
ResponderEliminarGracias Alfredo y gracias a Gus. Siempre!!
ResponderEliminarImpactante. Reconocerse con garras o sin ellas, verse o no, esa es la cuestión. Me encantó Lily. Marta
ResponderEliminarqué poema, Lili. De quién es la ferocidad, el salvajismo. Terrible ese remate.
ResponderEliminarGracias
claudia
Hermoso leerte Lily. Inmensa poesía ❤️🦋
ResponderEliminarTremendo. Lily querida, ay! la bestia que llevamos adentro! Estela Porta.
ResponderEliminar