victoria Lovell comparte a Cordiviola/Heer/Domenech

  

mis tentaciones

 

escribo entre mensajes

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clasificados

demandas

 

pisco y fiera

 

bum bum

abominable rutina

delata

acciones ausentes

fuera de dicha

la memoria salpicada

por torrentes

de malicia burlona

 

por la noche mastico sílabas

                                 los bordes

                                 las ironías

                         los alegatos

 

oh baby, I´m on fire

 

tus malas preguntas

aceleran mis huesos

 

una operación audaz

seducir

a última vista 

 

Macarena Cordiviola

 

Era desquiciadamente celoso

al extremo de padecer

viéndola en una foto con su perro.

Que el perro se llamara Galileo

le resultaba imperdonable:

Maldigo la Astronomía, decía                                      

 

El insomnio lo atormentaba                                                              

también soñar                                                                                            

siempre descubría engaños

 

Celaba frases inconclusas

suspiros              

adioses

Soy cabalístico como Joyce:

En nuestra boda cegaré a todos los invitados

 

Liliana Heer

 

Ciudad dorada (Jaisalmer)

 

La ruta muerta de la seda borda el tiempo ido

Como dibujada por un niño a lo lejos

se vislumbra la ciudad amurallada

Desde las terrazas de un Havelli

se la ve emerger como un gigante asustado

Los mercaderes suben y bajan por sus calles

sin recordar las guerras

mientras unos pocos turistas

caminan esos laberintos de la vida

que esconden una puntada apenas de la India

Telas finas objetos de cuero alimentos abrigos

Nada tiene un orden estricto

Lo simultáneo es una película mal hecha

con escenas montadas una sobre otra:

es el caos en todo su esplendor

Perduran en su aire pasos de camello

o voces del desierto

A lo lejos un indio toca el Murli. Otro una ektaara o una ravahata

El viento y las cuerdas hacen del aire un concierto encantado

Cánticos superpuestos emanan de los templos

rituales infinitos ven desfilar Jainistas devotos

que pelean por el progreso del alma

En esta ciudad de piedra arenisca mostaza y oro

la violencia es un monstruo enjaulado en otra parte

Todos velan esa celda infinita para que no salga nunca

 

Una paloma picotea los restos de la noche

                Es lo único igual a Buenos Aires 

 

Cristina Domenech