Marita Rodríguez-Cazaux comparte a Mastracchio/Brenta/Nebuloni Blasetti

 

A Buma 

 

“Alguien mide sollozando la extensión del alba. Alguien apuñala

 la almohada en busca de su imposible lugar de reposo”

Alejandra Pizarnik.

 

La luna enmudece,

solo puede oírse un

corrompido bisturí

mutilando el sueño

 

—y los sueños—.

 

Otros duermen en

esta noche del mundo.

Pero aquí,

mientras resiste el arco

de tu espalda,

no pasan las horas:

 

cada intento es

un desgarro, ¿y cuántos

los suspiros

que sucumben dentro?

 

Niña (no llores),

¿ves la claridad erguirse

en tu ventana?

 

—se llevará consigo

la pequeña tumba—.

 

Niña (respira),

no llores que amanece;

niña (¡respira!),

esta muerte ya no será

tu muerte:

 

en la rebelión

de tu frágil pecho

triunfal se posa

                    la alborada.

 

Laura Mastracchio 

 

YERTA 

 

erguida al viento

fina silueta

tiesa mirada 

 

sobre la frente

la parquedad de las canas

 

bajo el guardapolvos

         gris / abotonado

perduran en suspenso

signos de la espera

 

frágil  investidura

deja imaginar

su piel

              con  aroma

              a olvido

 

ávida de caricias

pendiente de un rescate

prodigioso

            intenta descifrar

escueto resumen

           de un tiempo

           sin sentido

 

Marcelo Carlos Brenta 

 

INTERIOR/MENTE 

 

¿Hacia dónde avanza mi barco

en este mar de días que suceden? 

 

los árboles

que arremolinan el viento

contra el cielo

 

el aire

que mueve las nubes

y las obliga a derramarse gota a gota

 

la luna

que es plena y es negra

y estira las aguas

 

las olas

hijas de la tierra

estaban aquí

 

y permanecerán

aun después

de todos mis tiempos

 

cuando mi barco ya no navegue

cuando los días no sucedan

cuando mi alma

 

haya abandonado las preguntas

                                         debajo

                                                   del mar 

 

Maria Cecilia Nebuloni Blasetti