Dardo Passadore comparte a Chitaro/Valenzuela/Martínez Coronel
SÍSIFO
Hay días en que andamos como
heridos
ya como desangrándonos
pero nada es visible;
Circe
Maia
I
Comenzar de nuevo
reencontrar el simún dentro del pampero
y dejarlo allí
en la vasta isla azul
(la verde creta del tercer cuaderno de voronezh)
la estrategia es
olvidándolo todo recordar lo que es mío
restaurar
el antiguo régimen matriarcal comenzando de
cero
reemprender
desde el mismísimo acto de emprender
redimir
y si no alcanzara con esto reencender
repatriar reincidir
reiniciar durante las festividades del día
décimo
¿o eran de fatiga
esos lápices labiales
cuando llamaban por su nombre a las criaturas?
comenzar de nuevo entonces
desde el génesis
desde la mudez del cielo y de la tierra
como empieza el mar en cada marejada
como un ritual de vientos del desierto
aunque eso signifique que alguna barca
no vuelva más a apacentar sobre el
estiramiento de los médanos
o como si la llovizna desovase
millones de huevecillos de serpientes
Elbio Chitaro
El beso que nos queda
Se une a la mañana
una febril síntesis de ausencias
un pentagrama de silencios en la calle
Un racimo de pámpanos sin verbo
negándose a ser mañana
sin bocas
encendiendo el vino en primavera.
Esta hora
llama virginal,
naciendo el día
viene a quedarse
sangrante de rocíos en el patio.
Yo,
quisiera mojarme entre sus gotas
ser en su humedal un verso
simple
lerdo
murmurando abecedarios
del costado izquierdo del poema
bautizado de rocíos.
Este minuto,
murmura pinceladas
en vocales abiertas y cerradas
en urgencias pálidas
de esta hoja
sin renglones
hasta hacerse miel
hasta desnudar mí sed
de color
de llamas
ardientes
todavía
de mojar en tus ríos
en el segundo que sea
el beso que nos queda.
Darío Valenzuela
Era su cama unos trozos de diarios
con los que atajaba el frío.
Hace rato llevaba la mirada quieta y el
deambular de los pájaros sin alas y sin trino.
Esa noche en la volqueta no había hallado
nada, las tripas dolían, pidió plata para el vino.
Alguien le dio y pudo sostener su misterio
semi-dormido.
La noche oscura iba avanzando, cuál extraña
advertencia, de hielo y corazón oprimido.
Acomodóse bajo los cartones y se durmió sin
deudas, como se duermen los niños.
Lo despertó el intenso calor, el ardor que
corría desde sus piernas la sensación del abismo.
Gritó hasta que el fuego calló su voz, y se
murió sin permiso.
Al atardecer ya estaba limpia la vereda, de
su presencia que interrumpía el paisaje, aunque nunca hizo ruido.
Silvia Martínez Coronel
Etiquetas: Dardo Passadore
11 comentarios:
Gracias Dardo y a tus poetas invitades. Abz, Gus.
Hermosos poemas Dardo. ❤️🦋Graciela Ballesteros
Gracias Dardo Passadore por compartir mis decires. Abrazo en las palabras
Gracias Dardo Passadore por compartir mis decires. Abrazo en las palabras
Hermosos los poemas, gracias Dardo por compartir con nosotros!
Gracias Dardo!! Muy buena selección!!!
Hermosos, gracias !!
Gracias por sus bellos poemas! Belkys Sorbellini
Muy buena poesía!
Gracias Dardo x compartir esos poemas Gloria Calvo.
Es muy bueno difundir la poesía de amigos. Gracias Dardo por esta elección.
Lily Chavez
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio