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12/5/23

Poema de Washington Atencio

 


Grietas

 

Un viento helado

entra por debajo de la puerta.

Enrollo un trapo de piso,

lo acomodo y me acuerdo de mi tía.

Recuerdo su parsimonia

para ubicar una madera envuelta en plástico

en la puerta que daba al patio

cubierto de malvones y azaleas.

Ese recurso humilde parecía dar resultado

los días de lluvia:

el agua rebotaba y se deslizaba por el escalón

y mantenía seco el piso

a nuestros pies.

Mi tía pasó un tercio de su vida arreglándose la casa

y limpiando telarañas inexistentes del cielo raso,

sus muebles brillaron siempre

y a cada hilo que se escapaba de la máquina de coser

lo juntaba con la yema del dedo humedecida

para dejarlo en un manojo caótico

pero compacto

de hebras multicolores

con el que yo jugaba cada vez que la visitaba.

Este año mi tía se enfermó

y la mujer que la cuida no repasa los muebles

ni revisa los rincones en busca de hilos

rojos o verdes.

Ya no escucho el traqueteo de la máquina

y tengo miedo de mirar al piso de cemento,

de encontrarlo húmedo

y agrietado.

 

© Washington Atencio

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