Deriva
Soplamos las lámparas.
Dijeron que no. Que no la vieron
alimentarse del jugo de las flores,
ni dormir bajo el sol
ni danzar en las ventanas.
Ciegos entrando a un mar
más azul que otro cielo de invierno.
-Nadie se despluma aquí-
parecía anunciar ese gallo con sus agujas
inmóviles.
Soplamos los relojes.
Dijeron que sí.
Que vieron sus cabellos de arena
y al sol en los sombreros de la fiesta.
Ahondaran la canción o el mar
mudado
entre los tilos.
© Susana Szwarc
Muy bueno tu poema Susana, felicitaciones!Amalia
ResponderEliminarMe gustó mucho. Gracias.
ResponderEliminarMaravilloso, gracias, Irene.
ResponderEliminarBello Susana, abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias a cada unx
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