YEGUAS DE LA NOCHE
irrumpen al trote
irrefrenables
en la planicie
donde el cuerpo
sacia
de reposo
su llamarada
entonces llegan
en su despeñadero
de incertidumbre
profetas del arrebato
anticipan el mérito
quizá la osadía
o la imputación
de la labranza diurna
entonces llegan irremediables
a conmover el sueño
desde los sumideros
de las grutas enajenadas
o tratan de salir de su cauce
afloran desde un lecho proverbial
a galopar en la cohorte
deslenguada del tálamo
y en esa contusión
las señales
se vuelven versátiles
intentamos con el día
ser dogmáticos
encontrar la proximidad
de las palabras
pero la perspicacia
en estos casos
es enemiga de las líneas rectas
hay que tomar un atajo
andar por caminos meandrosos
confiamos en retener
las aristas los bordes
con una consecución
frondosa
pero
nos extraviamos
en una telaraña impenetrable
al despertar nos persigue
una obstinación
un tartamudeo bizarro
así la transparencia de lo evidente
se vuelve opaca
y queda un murmullo esquivo
pura aspereza
una treta
que escabulle
el
sentido
© María Julia Druille
Muchas gracias, Gustavo. Como siempre esa delicadeza que tenès de ocuparte de los otros, de avisarnos de la publicaciòn, de leernos.
ResponderEliminarGracias enormes.
Muy potente y bello, María Julia! Felicitaciones! Beso!
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