Ítaca
En mi andar vagabundo y libre
tuve sueños entre delirios
que con el tiempo pude cumplir.
Cada estación o etapa de mi vida
fue punto de llegada y de partida.
Respire profundamente el dulce perfume
de tantas primaveras donde reino mi
juventud.
e hice crujir miles de hojas en los otoños.
Desafié tormentas y al frio de los
inviernos.
Me dejé empapar de lluvias, jugué contra el
viento
Y conté infinitas estrellas sobre la arena
tibia,
dejándome adormecer por el rumor del mar.
Llevo en mis retinas los mejores paisajes
Y de cada encuentro, el júbilo, la risa y
el llanto.
Nadie podrá robármelos, me pertenecen.
Cuando llegue a Ítaca, llegare cubierta de
zafiros
y piedras preciosas, abrazada por Antibes
cuidad
mediterránea, y por los Alpes que mostraron
el vuelo audaz de las águilas en las
alturas,
aprendizaje al espíritu que habita en mí.
Solo pido antes de llegar a mi destino
final,
poder respirar, el aroma de mi madre, en la
madreselva florecida de su patio.
© Laura Elena Bermúdez
Tesolin
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