las mujeres de este pueblo
esconden,
entre las raíces de sus sauces,
el cordón umbilical de la tristeza.
Arrastran, como un caracol, sus cuerpos en
la borrasca.
Se dicen los sueños con que amamantan sus
desengaños.
Un día,
leyeron en los caligramas de la lluvia
los caballos y el viento.
La vida misma, leyeron en los caligramas de
la lluvia.
Fueron, hondas, hasta las islas flotantes
de los camalotes.
Fueron, hondas, hasta el guiso que reposa
en sus cacharros.
En los ramalazos del río,
tuvieron frío y hambre.
La enredadera de la muerte les crecía en
los ojos
como llama en el viento.
Un hongo en sotobosque fue la tiniebla.
Y Sse fueron más allá
a golpearse, piedra contra piedra,
la noche y los conjuros.
© José Luis Frasinetti
Bienvenido José Luis a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos/as. Abz, Gus-
ResponderEliminarBuenísimo. Dardo Passadore
ResponderEliminarBienvenido, me gustó tu poema
ResponderEliminarGracias.
Ana Romano.
Bienvenido. Gracias por compartir.Saludos.
ResponderEliminarBienvenido. Gracias por compartir.Saludos.
ResponderEliminarMaravilloso poema, José Luis. Tu presencia jerarquiza este sitio con su alta calidad poética. Qué alegría que estés entre nosotros. Te mando un fuerte abrazo. Dirbi Maggio
ResponderEliminarGracias por este gran poema, tan hondo llega...
ResponderEliminarnorma starke
Bienvenido José Luis.
ResponderEliminarTu poemas es brillante, tiene hermosas imágenes. ¡Me encantó! Un abrazote
Bienvenido José Luis, logradísimo poema, felicitaciones.
ResponderEliminarCristian Jesús Gentile
hermoso, José, qué bueno leerte por acá.
ResponderEliminarUn abrazo
claudia
Bienvenido José, muy buen enfoque poético. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarCristian Jesús Gentile