Media luz.
A la luz de una pequeña vela
intento dilucidar
esa cosmogonía extraña
entre la mesa vos y yo.
Flotan entre nosotros tantas almas
que no logro verte con nitidez.
Quién diría
de aquel niño asustado que lloraba y pedía perdón.
Sabía de su mano sin medida.
De su amor tortuoso e injusto.
Por favor dijo
relévame de tocar la piedra.
Mis ojos están cansados.
© Dardo Passadore
Bello bello, gracias, Irene.
ResponderEliminarMe gusto tu poema Dardo.
ResponderEliminarGracias.
Ana Romano
ResponderEliminarTus poemas siempre me provoca más de una lectura, más de una interpretación. Y eso, es tan bueno, como conocer la belleza.
Lily Chavez