Mi madre está yaciendo. Ahí.
Y los gusanos destrozan esos pechos.
Los que me amantaron.
Su cuerpo, todo, se va deshaciendo.
Y yo sè que no tengo dónde
Ubicar un regazo, entregarme
a la tibieza de la carne.
El duelo es no saber a dónde
llegará mi gesto.
El luto es mío. He muerto como hijo.
No guardo el secreto de sus palabras.
No quiso acunarme en su lengua.
Se está entregando a una tierra extranjera.
Es líquido cada vez más.
El líquido propaga mejor el eco.
Ese eco de madre, que persiste.
La calavera posible no espanta el amor.
Mi madre está yaciendo. Ahí.
Deshaciéndose. Dejándome más huérfano.
Dejándome más hijo.
Más hijo en orfandad de madre.
© Daniel Viola
Muy bueno Daniel. Con palabras exactas decís sensaciones íntimas que también he sentido. Poema emocionante por el no estar más de una madre. Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarMuy interesante el trabajo con el lenguaje y el tipo de imagenes
ResponderEliminarUn abxz Gladys Cepeda
Muy sentido, buen poema, las aristas de la humanidad...
ResponderEliminar