Poema de María Soledad Gutierrez Eguía

 

AGUA

 

Si acaso pudiera, si lo hiciera.

Si acaso el dolor en su torrente, desde tan lejos,

barriera, desde tan alto.

Si acaso cribara el desarme del cuerpo.

Cómo, desde ella. ¡Cómo!

Si acaso pudiera un pedazo de mí.

Y el ave que puede, moja el pico y las alas.

Y mira mirarme, con este, mi cuerpo en ella.

Y también se mira; y lloramos.

Si acaso ese niño que hablaba con la mano a otro niño.

Con la seña del agua en sus ojos.

Pero él no llora. Sonríe con los pies mojados.

Ahora me habla, sin que yo lo mire y susurró que el sol

tiene el color de mis ojos.

Yo pregunté si conoció los del pájaro, que ya no aletea,

ni mira mirarme, con este, mi cuerpo en ella.

 

Y el sol que se esconde y el agua que mana y la fronda y los otros pájaros

y el silencio que dice; y yo me escondo y digo que estoy triste.

     Y pareciera que alguien, desde algún lugar, me espiara llorar.

 

© María Soledad Gutierrez Eguía